Publicado: 1 de Junio de 2015

Ni nuestras mascotas se libran de las alergias. Según datos que manejan los veterinarios, entre un 20 y un 30 por ciento de la población canina sufre algún trastorno de tipo alérgico. Los alergenos más comunes son el polen, polvo, ácaros del polvo, saliva de las pulgas, alimentos, bacterias. También lo pueden ser algunos medicamentos, alimentos e incluso alguna vacuna. Los síntomas más frecuentes se observan en la piel y en el sistema digestivo. Se da la circunstancia de que hay unas razas más dispuestas a padecer alergias que otras. Las alergias las podemos dividir en tres grupos: Alergia atópica o inhalatoria, alergia al picotazo de pulga y alergia alimentaria. De la misma manera que sucede con los humanos, los perros alérgicos lo van a ser durante toda su existencia.

Los primeros síntomas aparecen entre el primer y tercer año de vida, disminuyendo su intensidad a la medida que el perro va envejeciendo. Una forma de darse cuenta de que el perro o gato es alérgico es si éste se rasca exageradamente, se lame o muerde zonas concretas o si presenta infecciones crónicas en la piel o padece otitis que tardan en curarse más de lo normal.

Dermatitis atópica, la más frecuente

Según diferentes estudios científicos los problemas dermatológicos afectan a 1 de cada 4 perros en España. La llamada «dermatitis atópica» es la más frecuente, que se agrava en el caso de razas como el bulldog francés, West Highland Terrier, Sharpei o labrador, hasta llegar a un 30% de la población canina de nuestro país. Según datos de Affinity, esta cifra se reduce de manera considerable cuando al preguntar a los propietarios solo 1 de cada 10 personas reconoce ser consciente de que su perro padece alguna patología en la piel.

En perros, como en los humanos, una piel sana actúa como barrera protectora contra alérgenos, irritantes, microorganismos y previene el exceso de pérdida de agua o sudoración. El brillo del pelo y la piel de un can es, según el 61 por ciento de los propietarios, un indicador de salud; el tercero más importante por detrás del estado de ánimo (84%) y las ganas de comer (74%). Picores, pelaje falto de brillo o pérdida de pelo, aparición de verrugas, irritación, enrojecimiento o oscurecimiento de la piel son algunos de los síntomas más comunes que evidencia un problema en la piel de la mascota.

Tipos de alergias

La más común es la llamada «alergia atópica». Los perros se lamen, mordisquean y también se rascan. El diagnóstico lo dará el veterinario tras una analítica. Por lo general, el tratamiento se realiza con vacunas, antihistamínicos, cortisona o incluso, en muchas ocasiones, con un champú específico.

«Alergia a las pulgas». ¿El culpable? Es como su nombre indica la llamada saliva de las pulgas cuando esta pica al animal. Las lesiones se las produce el perro cuando se muerde. El veterinario es el que dictamina el tratamiento a seguir, que consiste en la eliminación de las pulgas del perro y de su cesto donde duerme con insecticidas adecuados.

Por último, esta la llamada «Alergia alimentaria». Es la menos frecuente y se soluciona tras la detección con un análisis y cambiando la alimentación del animal afectado. En la actualidad hay una amplia y variada gama de alimentos para cubrir y suplir todas estas eventualidades. Un ejemplo, Advance ha desarrollado una gama de productos específica enfocada al tratamiento de ciertas patologías, entre ellas las enfermedades de la piel. «Atopic Care» de Advance ayuda a reducir los síntomas de la dermatitis atópica, la patología más común entre los perros, y a mejorar la salud del pelo y la piel.